Ayer empezó febrero y yo sigo todavía con la resaca de la Navidad, y es que ha pasado enero
como una estampida de ñus, haciéndolo temblar todo, pero muy rápido. Tengo la
sensación de que debería haberme dejado con tembleques, cansada, muy cansada,
pero no sé. Tal vez la luna llena de ayer, tal vez que intento ser cada día un
poco más positiva, pero empiezo febrero con ganas.
Estoy sentada en
mi escritorio del trabajo escribiendo estas líneas porque estamos sin luz, son
las 8:20 de la mañana y estoy tomándome el café. Relajarme antes de empezar el
caos diario me parece un buen plan y quiero que este sea mi plan de diario.
Tomarme las cosas menos a pecho, más flojitas y sonreír cada vez que vaya con
café recién hecho en la mano, cada vez que se me cruce un perrito por la calle
o cada vez que empiece un nuevo libro.
¿Empezamos? Yo
estoy con Rebecca de Daphne du Maurier.
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